Sede BNP Paribas Fortis: la quinta fachada, una cubierta vegetal

Bruselas, Bélgica

UNA EXPRESIÓN ARQUITECTÓNICA EXTRAORDINARIA

Warandeberg es un edificio excepcional en muchos sentidos. Por un lado, porque es la nueva sede de BNP Paribas Fortis, donde la dirección comparte una superficie de 100.000 m2 con una serie de otros servicios, que antes estaban repartidos por Bruselas. Por otro lado, debido a su excepcional localización, pues está ubicado en el antiguo emplazamiento del Generale Bank (antecesor del actual banco), una zona delimitada por varias calles.

Por lo tanto, es comprensible que, desde un punto de vista arquitectónico, el cliente quisiera proporcionar una respuesta sólida e inequívoca a los desafíos de esta situación geográfica específica. Además, se quiso dar a esta obra su propio estilo, pero respetando la arquitectura más tradicional de los edificios circundantes.

 

 

ZONAS INCLINADAS EXCEPCIONALES

Baumschlager Eberle–Styfhals Architects, el estudio de arquitectura austriaco que ganó el concurso internacional de BNP Paribas Fortis, utilizó la volumetría en su diseño para hacer una conexión con las dimensiones de los edificios vecinos. Dada la pendiente del solar entre dos de sus calles, el número de plantas del edificio difiere según se esté del lado de la calle Bozar (6 plantas) o del lado de la Cancillería (9 plantas).

La cubierta, por su parte, es una superficie continua que absorbe los desniveles, sin cuerpos ni formas que sobresalgan para que se mantenga la continuidad del volumen. Técnicamente, esto es todo un desafío porque crea pendientes más pronunciadas en comparación con los techos tradicionales. “En el lado de la calle Warandebergstraat, esto ha creado un espacio excepcional con un techo en forma de gota en una de las esquinas del edificio”, explica Éric Delgoffe, Senior Partner Architect de la firma belga Jaspers-Eyers Architects, los elegidos para realizar el proyecto y supervisar el equipo de construcción.

 

 

EL RETO DE LA QUINTA FACHADA VERDE

La excepcional cubierta es visible desde varios lugares. Se trata de una auténtica quinta fachada que, por tanto, tenía que estar libre de todos los elementos técnicos que se suelen aplicar a los edificios de oficinas. Y tenía que ser verde, como deseaba el cliente y fomentado por el Medio Ambiente de Bruselas y la Región de Bruselas-Capital. Después de la instalación de una membrana bituminosa impermeable y resistente a las raíces de SOPREMA, la empresa IBIC se encargó de la delicada tarea de reverdecer la cubierta de 6.000 m2. Andy Timmerman, líder de proyecto en IBIC, comenta: “Este es un techo plano extendido, con un espesor de sustrato de 8 cm. Pero para las partes excepcionalmente inclinadas, tuvimos que encontrar, y casi inventar, un sistema que nos permitiera tratarlas de la misma manera que el resto del techo”.

 

INSTALACIÓN DE LA SOLUCIÓN

“Se nos ocurrió la idea de utilizar estructuras de nido de abeja para colocar el sustrato”, explica Andy Timmerman. Sin embargo, la curvatura del techo es tan grande (al menos 45° y casi vertical en algunos lugares) que tuvieron que unir estas estructuras a las formas curvas para evitar que los cimientos se deslicen, especialmente durante las fuertes lluvias. Por eso se instalaron ménsulas que sirven de anclaje, recubiertas con impermeabilizante líquido SOPREMA. Luego, se colocó una viga de madera de azobe, una madera exótica resistente a la putrefacción, sobre los soportes, y, finalmente, se aplicaron mantas de sedum precultivadas en el marco, de 4 a 5 m de largo y hasta 12 m de alto. También se instaló riego automático, porque en estas partes casi verticales el sustrato lógicamente recoge menos agua de lluvia y la retiene peor.

 

 

UN ÉXITO TÉCNICO, ESTÉTICO Y URBANÍSTICO

Este proyecto arquitectónico es emblemático “porque demuestra que es posible resolver problemas, aunque sean bastante complejos”, enfatiza Éric Delgoffe. Andy Timmerman está satisfecho de que parte del techo verde sea visible desde la calle, "lo que no ocurre con la mayoría de nuestro trabajo". Además, esta cubierta verde, que recuerda a una fachada, es muy interesante y agradable a la vista desde el punto de vista paisajístico” y responde a los deseos de las autoridades urbanísticas de ocultar al máximo las técnicas, sobre todo en zonas urbanas, entornos como los centros de las ciudades", dice el arquitecto.

 

MÚLTIPLES BENEFICIOS

Estas no son de ninguna manera las únicas ventajas de una cubierta verde. Andy Timmerman: “En general, veo varias ventajas. El primero es ecológico: cuanto más verde, mejor para la naturaleza y la biodiversidad. En segundo lugar, este tipo de cubierta asegura una temperatura más baja en el edificio en verano. Finalmente, un techo verde sirve como amortiguador en caso de fuertes lluvias, especialmente cuando esto se intercala con períodos de sequía severa, que se está volviendo cada vez más común en estos días. El techo verde retiene parte del agua, frenando la escorrentía hacia los canalones, reduciendo así la cantidad de agua que termina en la red de alcantarillado. De esta manera hay menos posibilidades de saturación”.

 

 

PENSANDO EN EL FUTURO

El edificio Warandeberg ya ha ganado varios premios: un FEBE Element Award 2021 por la estructura exterior y los pisos; un Premio MIPIM 2022 en la categoría Mejor Edificio de Oficinas, más concretamente por el aspecto innovador de la expresión arquitectónica y su relación con el entorno; y finalmente el premio People's Choice Award en los BELFA Facility Awards 2022.

Está claro que estamos ante un edificio excepcional. Por las razones ya comentadas, pero también porque es expresión de la señal que el cliente quiere dar: una sede en un edificio muy eficiente energéticamente. Éric Delgoffe: “Desde el inicio del proyecto, el cliente indicó que quería obtener un certificado 'BREEAM Excelente', y que quería un edificio que no solo cumpliera con los requisitos tecnológicos actuales, sino que también mirara hacia el futuro”. En este sentido, es muy relevante trabajar con productos SOPREMA, “porque dan respuesta a las necesidades actuales en cuanto a circularidad y reutilización en el proceso productivo”. Además de estos importantes aspectos medioambientales y de sostenibilidad, Éric Delgoffe destaca la fluida colaboración con SOPREMA e IBIC, que siempre dan buenos consejos y son incansablemente inventivos para encontrar nuevas soluciones.